miércoles, 8 de febrero de 2017

El largo camino de la reforma curricular en el Perú: problemas y desafíos



Luis Guerrero Ortiz / Para EDUCACCIÓN
Los países latinoamericanos hemos demostrado que podemos llegar a acuerdos sobre los principales problemas de la sociedad contemporánea y los desafíos que plantean a la educación, como de hecho ha ocurrido ya en diversos foros internacionales promovidos por UNESCO y, en el Perú, con el Acuerdo Nacional del 2002 y la Ley General de Educación del 2003 o con instrumentos marco de gran trascendencia como el Proyecto Educativo Nacional del 2007. Pero cuando queremos deducir de estos consensos un conjunto de implicancias sustantivas para la formación de las jóvenes generaciones, de cara al nuevo rol que deberían cumplir en los nuevos escenarios, el acuerdo no fluye fácil. Se produce entonces una guerra de posturas curriculares sobre qué es o no esencial, donde los consensos previos y la perspectiva de país suelen perderse de vista, apelando a argumentos más bien ideológicos, doctrinales o apoyados en la tradición.
Pero si a pesar de todo se toman decisiones sobre qué se necesita enseñar y aprender en el sistema escolar, más complejo todavía nos resulta ponernos de acuerdo en las implicancias de esas decisiones para los procesos pedagógicos que llevarían a concretarlas. Los argumentos esta vez suelen estar basados en preferencias y prejuicios o en la salvaguarda de hábitos que nos han venido dando seguridad o comodidad a lo largo del tiempo. La historia, el país, los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad y el papel que debemos aprender a jugar para encararlos, ya ni se mencionan.

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